"Érase que se era el típico pájaro de discoteca que se pasaba los "sabados la nui" revoloteando por el pub "el cheli" en busca de algo que llevarse a la boca.
Un día encontró a una jovencita solitaria que estaba de buen ver y lo suficientemente borracha como para que nuestro amigo (apodado el cuervo por la forma de su nariz), le resultase atractivo. La chica estaba bailando en una tarima y se tambaleaba a consecuencia del alcohol.
-Menudo quesito- pensó. Esta no se me escapa.
Momentos después, el cuervo se encontraba tirandole bocados en el cuello a la chavala sin encontrar resistencia alguna. De pronto se percató que otra mujer con falda más corta y escote más generoso le ponía caritas tiernas.
Esta mujer, a la que llamaremos "la zorra" (no por la forma de su nariz, sino por su profesión) empezó a tentar al galán diciendo que le ponía su forma de restregar cebolleta y que si no se quería frotar con una mujer de verdad.
Al cuervo se le iba subiendo la autoestima cada vez más y cuando por fin escuchó decir a la zorra que tenía condones de sabores, dejo a su quesito a un lado y se fue con la meretriz. Pensaba que esa noche se iba a poner morao.
Para su desgracia, a la que quiso tocar teta la mujer le pidió 100 cuquis por adelantado. Y como se había gastado todo su presupuesto en invitar a fantas a las mocitas del lugar, y a la quesito se la había llevado un buitre a un reservado, se tuvo que conformar de nuevo con sus webs de videos XXX favoritas."
Moraleja: Tanto en las fábulas como en el bar
por una zorra no te dejes camelar.
1 comentarios:
Es que como está contado parece culpa de ellas; en lugar del rapiñeador que está hecho el muy hijo de buitre negro del munfragüe.
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