miércoles, 23 de febrero de 2011

GORKA LABAZAS EN...LA MUÑECA HINCHABLE

El "pajas" llegó aquella mañana al instituto con una enorme sonrisa de ganador. Estaba ansioso por enseñar a sus amigos el maravilloso legado que le había hecho su hermano antes de irse a la mili. Les esperó en la puerta principal y cuando llegaron les pidió que le siguieran al baño para que pudiera enseñarles su tesoro.

En un principio, el "orejas" pensó que su colega se había vuelto marica y quería enseñarles el rabo, luego comprendió que se trataba de otra cosa.

Una vez dentro del baño, se aseguraron de que no había nadie más alli dentro y el "pajas" procedio a abrir su mochila muy despacio para darle un poco de emoción al asunto. -Mirad lo que me ha dado mi hermano-dijo en tono solemne.

Sacó lentamente algo que parecía una colchoneta de playa con pelo. A Gorka se le iban iluminando los ojos a medida que comprendía de que se trataba el asunto. -¡Una muñeca hinchable!-gritaron al unísono. Los chavales daban saltitos de alegría sin poder creerselo. Estaban ansiosos por probarla.


En  mates decidieron que se saltarían la siguiente clase y se meterían en el cuarto de la caldera que se encontraba en la parte de atras del instituto. Allí nunca entraba nadie y podrían dar rienda suelta a su imaginación. Esperaron impacientes a que sonara la campana para salir disparados del aula.

Inflaron la muñeca a toda prisa. Objetivamente, ese trozo de goma era cualquier cosa menos erótica, pero eso eran detalles que a un adolescente pajillero le trae sin cuidado. El caso era meterla en algún sitio. Gorka insistió en estrenarla y sus amigos le concedieron el honor a regañadientes mientras esperaban fuera.

Para intentar hacer la espera más llevadera, el "pajas" y el "orejas" comenzaron a debatir si para la campaña de Dungeons & dragons que estaban jugando en el club de rol, les vendría mejor la ayuda de un pícaro o de un clérigo. Tanto se enfrascaron en sus argumentos, que no vieron aparecer al "cara perro" hasta que lo tuvieron delante de sus narices. Se quedaron mudos mirándole. Iba a entrar al cuarto de la caldera y los chicos no tendrían tiempo de avisar a Gorka. Tan solo consiguieron gritar un ¡Noooo! a la par que el "cara perro" abría la puerta.

Según la declaración posterior del conserje del instituto, cuando este entró en el cuarto se encontró de frente a un adolescente con cara de degenerado sexual, que estaba manteniendo relaciones con una muñeca hinchable. Al verse sorprendido, comenzó a gritar como un histérico mientras intentaba salir del cuarto a la carrera. Como llevaba los pantalones por los tobillos, tropezó cayendo de bruces contra el suelo, lo cual explica la herida en la frente y los rasguños en el pene.

Nuestro protagonista no fue expulsado del instituto gracias a que Don Ramón (el padre de Gorka), explicó a los profesores que su hijo había tenido una infancia dificil y que además era tonto del culo.

1 comentarios:

mcmaicky dijo...

"El caso era meterla en algún sitio" ¿cuántas veces habré oido esas palabras de boca de mi colega "Sinescrúpulos Joe" después de que se pillara a una gorda?

Lo que no nos decía era que él las llamaba al día siguiente para "salir" y las gordas le decían que sólo había sido un polvo, que no querían nada con él.

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