miércoles, 16 de febrero de 2011

GORKA LABAZAS EN...LAS ESTUDIANTES DE INTERCAMBIO

Capítulo quinto

Desde que recibieron la noticia de que unas alumnas de un instituto femenino americano iban a pasar una semana compartiendo clase con Gorka y sus compañeros, nuestro héroe y sus amigos no dejaban de imaginarse como serían esas diosas venidas del otro lado del atlántico.

El pajas, que siempre tenía información privilegiada, aseguraba que en Estados unidos, las chicas de esa edad practicaban a diario el sexo oral en los baños del instituto.


-¿Os imagináis?- preguntaba el orejas- nosotros en el baño con tres tías buenas haciendonos una felación.

Gorka cerró los ojos y se imaginó la escena. El de pie con el culo apoyado sobre el urinario y la americana de rodillas frente a él, cantandole  esa canción que estaba tan de moda de un tal Chimo Bayo y que decía "esta me gusta, me la como yo". -La hostia-pensó.

Los tres amigos acordaron que en esa semana mágica deberían hacer lo posible para perder la virginidad (o al menos para dar su primer beso con lengua).

Llegado el día D, Gorka se presentó en clase luciendo sus mejores galas. Estaba convencido de que el jersey Privata y sus zapatos nauticos no pasarían desapercibidos por las yankees. En el ambiente reinaba el nerviosismo. "El mole" y sus secuaces simulaban movimientos sexuales mientras emitían un "weeeeeeeeee". Las chicas no podían esperar más para ver que aspecto tendría la competencia. Fueron minutos eternos hasta que el grupo de americanas hizo acto de presencia.

-Aquí falla algo- Pensó Gorka al ver a las chicas.

Se había hecho a la idea de que todas las americanas eran como las protagonistas de los vigilantes de la playa, y esas se parecían más bien a Roseanne.

a su izquierda oía la voz del orejas diciendo: -Abortamos misión, abortamos misión- y a su derecha el pajas replicando: -¿Estás loco? sexo oral, tío,sexo oral.

No se como se dejó convencer, pero a la hora del recreo se las arreglaron para separar a tres yankees y llevarlas con disimulo a las cercanías de los cuartos de baño. En el momento oportuno y poniendo la voz más seductora que un quinceañero puede poner, le dijo a la que tenía más a mano.
-you...sucking,sucking...me?

El recuerdo que tiene Gorka de aquel momento, es como si un oso polar levantara los brazos a camara lenta, emitiendo un rugido atronador, para acto seguido estamparle un sonoro bofetón en la cara.

Aquel día, nuestros amigos aprendieron dos cosas: Que las americanas no tenían por qué estar buenas, y que tampoco se dedicaban a chuparla en los baños del instituto.

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