Ser adolescente nunca fue fácil.
La mayoría de vosotros ya habéis superado la adolescencia y sabéis de lo que hablo. (y si no la has superado, no deberías estar viendo este blog). Es un periodo de cambios radicales en la vida de un ser humano. El cuerpo te empieza a crecer de forma descompensada, la cara se te llena de granos y para regocijo de tus hermanos mayores, el cambio de voz hace que te parezcas al malo de loca academia de policía.Es una época de inseguridades en la que tan solo tienes claro que cada mañana te levantarás con el pepino rebosando alegría, y cualquier contacto visual con un escote o una pantorrilla, hará saltar a tu pequeño amiguito como un resorte.
Claro que los recursos con los que contabamos los que ya hemos pasado los 30 para satisfacer las necesidades lujuriosas de nuestra adolescencia, son muy diferentes a los recursos actuales. Yo crecí en la era analógica. La de las pelis porno en VHS grabadas en una cinta virgen cuya etiqueta rezaba "videos musicales" (para no levantar sospechas), la de las sesiones de los viernes noche en el canal plus (sin descodificar), y la de las revistas guarras cuyo poster central tenía las paginas sospechosamente pegadas entre si.
Eran los primeros años de la década de los 90. Los de la bola de dragón, los vigilantes de la playa y los de Gorka Labazas. Un adolescente con gafas que sueña con las mismas cosas que la mayoría de los chicos de su época. Es decir, tocar una teta.
Prepárate para entrar en un mundo de Phoskitos, Playboys y juegos de rol de la mano de los creadores de Palomeque y Fernandez y los cuentos impopulares . Déjate embriagar por el poder de seducción de nuestro protagonista. Aprende de sus técnicas para evitar ser apaleado por abusones y maleantes.Ponte en su piel y vive sus hazañas como si fueran tuyas...No podrás resistirte...
3 comentarios:
La que podíamos liar para comprar el TP cuando salía Sabrina en portada, cuánto más cuando salía en Interviu o Playboy.
O el Pronto. Que me acuerdo una vez que sacaron fotos de Samantha Fox en tetas y me pasaba la tarde en casa de la vecina maruja.
No puedo sacarme del perolo la imagen de una profesora de música que descruzaba las patas como la Sharon Stone, la primera mujer madura que me la ponía dura.
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