viernes, 23 de septiembre de 2011

El vendedor argentino.

No se me ofenda nadie, no tengo nada en contra de los argentinos...bueno...a no ser que sea un argentino que se dedique a la venta y se cruce en mi camino.

Y es que si vas por Madrid y un argentino te intenta vender algo, ten por seguro que lo que te está vendiendo es una mierda. No es culpa suya, ojo, lo que pasa es que el gerente de su empresa al comprobar el producto "made in china" que le han traído por dos perras, ha pensado. O esta basura la consigue colar el argentino, o estamos jodidos.

Porque no nos engañemos. Con la labia que tienen, como te descuides te la meten doblada. Son los únicos que te pueden hacer ver las maravillas y virtudes de cosas completamente inútiles. Un día vas a una tienda de artículos de broma por casualidad y te viene uno.


-Cheee, ¿viste que maravilla tengo en las manos? No querés llevarte una?
-Pues no. Si en las manos tienes una mierda.
-Pero que boludo sos. Es una mierda de plástico. De plaaaastico. Para cagarse de la risa.
-Y para que quiero yo eso?
-Pues porque no hueeele, pelotudo. Como es de plástico no huele la caquita. Y además tampoco mancha. Imaginate por un momento, que el....(charla de tres cuartos de hora en la que a los dos minutos has dejado de prestar atención).

Total, que al final decides llevarte una para regalársela a tu novia, y esta, que no se ha comido la charla del argentino, no conoce las virtudes del artículo y lo interpreta como que para ti vuestra relación es una mierda. Por lo cual te deja, y te quedas mirando a la mierda de plástico lamentándote por no haber estado más atento a las instrucciones del vendedor. Seguro que explicaba como actuar en estos casos.

Al final te vas a un bar a emborracharte para ahogar las penas. Por suerte, el camarero no es un camarero sin más, es un camarero-psicólogo argentino. Pero eso ya es otra historia.





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