PALOMEQUE Y FERNÁNDEZ: EN LA CASA BLANCA

Presidente Obama, aquí están los investigadores especialistas venidos de España.
-Háganlos pasar al Salón Oval.

-Mi sargento, ¿quien es el negro que está sentao en la silla del presidente?
-No te enteras de na, Fernández. Nos han traido a un negrito de la patera pa que nos sintamos como en casa. Si yo a ese lo he cogido así de veces cuando estuve destinao en el puerto de Algeciras.
-No señores, el señor Obama, es el presidente de los USA.
-De los usa, de los zahoríes, de los mombatas o de los su puta madre, que yo lo conozco joé, que ese vendía compas disc.
-Por... por supuesto señor. Pasen por aquí.

-Sargento Palomeque, cabo primero Fernandez, mis aliados europeos me han recomendado que acuda a ustedes, tienen fama de ser de los mejores investigadores del mundo, aunque sus métodos estén algo.. digamos... en la frontera.
-Eso es virídico, en la frontera de Ceuta no dejamos pasar ni un "MM". Pero ¿qué te voy a contar yo a tí que tu no sepas?
-¿"MM"?
-Es que desde que están los "rojos" gobernando, por lo visto está feo decir "Moro-Mierda".
-Ejem... si, claro.No puedo acudir a la CIA o al FBI porque creo que están implicados. Mi popularidad, como saben, ha bajado en los últimos meses, puesto que prometí unos cambios importantes en la sociedad americana, tal y como hizo JFK y aún, por culpa de esos burócratas republicanos no he podido hacer nada. No estoy siendo lo que se espera de un Novel de la Paz. Por eso necesito dar un golpe de efecto importante, y ahí es donde entran ustedes. Quiero que encuentren al verdadero asesino de Kennedy. Pero tienen sólo 90 días. Confío en ustedes caballeros. América, les necesita.

-No se preocupe, nos sobran 89 días. Mañana estamos aquí y por cierto, Hussein, Mohamed o como te llames, no tendrás la última de Charlton Geston en DVD por ahí ¿no?
-¡Váyanse ya!
-Vale vale, que genio gasta el negro. A esta gente le hace falta un Franco, en España con el generalísimo esto no pasaba.

Al día siguiente 8:49 Zulú...
-Presidente...estooo... han venido los guardia civiles españoles.
-Hacedles pasar rápido.
Al entrar, lo hacen arrastrando a un gitano por la muñeca. Tenía una guitarra clavada en la cabeza, los pelos del pecho quemados con un mechero. La melena cortada a navaja, los dientes de oro arrancados y la cara llena de marcas del sello de la guardia civil, sospechósamente idéntico al anillo del sargento.
-Ahí lo tiene, este mató al Queni, ese.
-¿Pero qué es esto? ¿Quieren hacerme ver que este hombre mató a John Fitzgerald Kennedy? Pero si no tiene ni la edad suficente.
-Éstos gitanillos empiezan a delinquir mu pronto, cambian el biberón por las navajas con una facilidad los cabrones...
El cabo primero Fernández le clava el zapato en el pecho, clavándole la cruz de caravaca en él y grita ¡Habla cabrón!
-Que sí señó, que yo lo maté, y a Manolete y a Paquirri también si usté quiere.