NO POR MUCHO MADURAR...

Todos nos hacemos mayores aunque no lo queramos reconocer. Pero hay indicios para un hombre que por muy torpe que sea, se hacen tan evidentes que nos hacen ir pensando en abrir un plan de jubilación.

Estás tan tranquilo viendo la tele tumbado en el sofá abrazadito con tu pareja, y de repente, sin previo aviso, te sientes que te está acariciando circularmente la tripa. ¡Pero qué cojones, antes me acariciaba otra cosa! Y entonces es cuando te miras en el espejo, y esta vez, en lugar de sacar pecho y marcar bíceps y trapecios te pones de lado dejas de mantener la respiración y... exhalas. El impacto visual es aterrador. "¿Dónde están mis abdominales?"  piensas, sin recordar... que nunca los has tenido. Pero claro, la visión que tiene cada uno de sí mismo es totalmente contraria a las fotos que guarda tu madre en su álbum.

Luego, te vas a trabajar, ése día engominadito y afeitadito con la ropa más moderna que tienes para aparentar ser más joven, y te das cuenta que lo más "fashion" que tienes es una camiseta de ABBA, porque la de "Naranjito", aunque te parezca muy retro, no lo es, es hortera y antigua. En el trabajo sacas un tema de conversación delante de las chicas de la oficina, para que te vean interesante. Y les preguntas si han estado este fin de semana en la Disco Estú. Sorpresa que te llevas cuando te dicen que no la conocen, pero más sorpresa cuando la gorda cuarentona que te cae tan mal te comenta que esa discoteca se cerró hace 5 años.

Y claro, ya con el mal cuerpo de camino a tu casa, pasas por el parque y te viene a caer un balón de fútbol a tus pies, de unos niños que estaban jugando. Tu todo contento, intentas vacilar a los niños, e intentas dar pataditas al balón. Pero claro, entre los mocasines que llevas y que ya no levantas las rodillas más de lo que tu tripa se lo permite, pues no sale muy bien la cosa. Pero no está todo perdido, piensas, con un tiro por la escuadra a 20 metros, seguro que te ganas el respeto que ansías de esos niños desconocidos. Y coges y le pegas un balonazo colocado a la escuadra, con carrerilla a 200 m/s, con trayectoria parabólica descendente, y en el preciso instante que lanzas la pedrada.... (....).... el planeta tierra se mueve y no le das al esférico.

Pero no pasa nada, lo vuelves a colocar en su sitio, mientras los críos con los brazos en jarra te esperan en unos segundos que se te hacen eternos, sueltas en voz alta que fuiste delantero centro de los Ferralla Ramírez Balonpié (por cierto, empresa patrocinadora que quebró hace años y que casualmente en su lugar fue construido el parque en el que ahora mismo estás), mientras los niños te miran con cara impasible. Y vuelves a coger carrerilla y vuelves a lanzar el puntapié con todas tus fuerzas y calidad técnica y... la pelota va rasita rebotando en todas las piedras que se encuentra en su camino y llega a duras penas a 3 metros del chaval más cercano.

Y no ha acabado tu penitencia todavía cuando apenas te has vuelto rojo del esfuerzo, te grita un chico bien educado: "¡Gracias señor!".......  ........  ....... ?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿? ..... ..... ..... ¿Señor? ¿Ese hijo de fosterrier te ha dicho SEÑOR?

Cabizbajo subes las escaleras de tu casa, y te encuentras con tu vecinita de 18 añitos. Metes tripa y sacas pecho y la saludas con un tono mas chulo que un mojón vestido de pirata. Ella te mira, tu la miras, ella te mira,.... y te dice "¿tiene usted hora señor?". Te cagas en la maldita hija de águila y abres la puerta de tu casa.

Te sientas en el sofá, pensando en lo que has sido, y mirando con resignación tu reflejo en el televisor cuando la imagen se pone negra. Luego llega tu pareja, se acurruca a tu lado, y te acaricia la tripa circularmente. La miras, dejas salir el aire de tus pulmones.... y sonríes.